El día está gris. Te levantas sin ganas, aún con sueño
y con ira inexplicable por despertar de un sueño que ni siquiera recuerdas.
Los sueños... los sueños se han vuelto grises,
intermitentes, mezquinos, y sin embargo, siguen siendo una vía de escape, placebo de vida
y sustituto de música.
La música... la música suena gris.
Ya no hay melodías jocosas, ni letras animosas,
la música es un pozo sin fondo, de lágrimas y falsos anhelos.
Cuando dormir y desear no soñar se convierte en el único alivio,
¿es enfermedad o romanticismo enfermo?.
Enamorada del entumecimiento, de las largas noches sumida en en el coma.
El día está gris
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